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domingo, enero 15, 2006

fiestas 

Estoy podrido del cliché de "cómo me deprimen las fiestas".
Estoy podrido de que tooooodo el mundo se sienta original atacando un evento cuando, además, apuesto plata que el 95% de los que lo dicen, si no tienen ese marco de contención contra el que putean (cualquiera sea), se quedan llorando como niños desvalidos.
En mi caso, por ejemplo, la navidad no responde a lo que todo el mundo desprecia.
Para mí, la navidad es una cena en verano, donde todos acudimos a casa de una tía mía que vive en Vicente López. Tiene una casa con un jardín en el fondo y un jazmín en la entrada, del cual descubrí su perfume casualmente una noche de navidad, hace tantos años que ni me acuerdo.
Cuando era chico, no me importaba nada. Éramos apenas tres "niños", mi hermana, mi primo mayor y yo. Aunque podía contarse a uno de mis tíos como uno de nosotros.
Resulta que con mi primo conseguíamos a principios de Diciembre la lista de Multicolor y hacíamos un presupuesto de cómo íbamos a gastar nuestro dinero en pirotecnia. Era como esos sueños de armar tu selección, de inventar tu ciudad. Fortunas gastábamos. Pero hasta las 12 no se podía nada. Y mientras? Mientras, algún juego; correr por el jardín o buscar los regalos por la casa (Aunque nunca los encontramos). Después de la cena (que la verdad que mucho no me importaba) venían las cosas dulces, riquísimas. Y ahí sí; las 12 y la avalancha: primero los regalos para salir corriendo a la calle, donde empezábamos a tirar las cosas.
Algunos vecinos de la cuadra se juntaban con nosotros y tirábamos las cosas, compitiendo con los de la esquina de la vuelta; y en algún momento empezaban a caer amigos del barrio que, habíendose liberado de sus hogares, venían con una botella vacía y una cañita adentro.
Me he ido de navidades a las 4 de la mañana, con ganas de quedarme a tirar lo que falta, bajo reprobación de mis padres. Mucho trabajo me costó entender que la gente organizara fiestas post-navidad. Qué les pasa???
Claro; los amigos del barrio se mudaron, la pirotecnia dejó de ser divertida, mi primo se volvió un imbécil, llegaron otros primos chiquitos que no tenían onda, los regalos dejaron de ser juguetes y se volvieron chombas, y la abuela dejó de ser una cómplice para ser una reliquia que ya casi no entiende nada.
Pero nada de todo eso logró que los 24 quiera dejar de estar ahí, y de rescatar las cosas de aquello que todavía está.
Año nuevo fue siempre una fiesta de mierda porque estaba con la otra familia.
Y entonces?
Y entonces me voy todos los años a algún lado (aunque sea al campo) y listo. Andar puteando me parece más que innecesario, cobarde; una solución para no ir contra los que, a su vez, se quejan por cómodos, pero quedan como supuestos contestatarios contra las tradiciones.
Ojalá que hayan tenido felices fiestas.
Y si no las tuvieron, no les echen la culpa.

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