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domingo, enero 23, 2005

Hoy llegué de un largo viaje de esos donde se piensa más de la cuenta. Vine a parar acá y entrar me revuelve muchas cosas. Es como cuando una casa representa un momento difícil, de transición... Es impactante cuando tantas cosas se mantienen igual. Uno se lee hace meses y recuerda cada una de las sensaciones que empujaron a esas palabras... las cosas tienen los mismos colores, los links son como fantasmas que están ahí... lo mismo que las antiguas imágenes que decoraban por todos lados la pantalla, y que ahora no sólo faltan sino que su vacío da la sensación de abandono como las telarañas en un desván.
Es toda una reflexión para mí pensar dónde está Felipe, sobre todo después de casi un mes en la montaña, donde no queda otra que pensar. Pero entrar y ver que aún después de todo eso, de 6 meses de no escribir, hay alguien que tras cruzar el umbral se animó a dejar un comentario me emociona. No sé si alguna vez volveré a escribir acá.
Pero esto es un homenaje a este blog por lo que significó para mí en su momento, y tal vez inclusive ahora. Y para aquellos a los que también se sintieron tan bien como yo dentro de las cuatro aristas que forman esta página.

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